
SALTA (Especial-EL SOL ABC). En estos días tan conmovedores para la comunidad cristiana de todo el mundo, ver a un periodista judío llorar en cámaras por el Papa Francisco es algo que trasciende más allá de las ideologías y que recién estamos conociendo en profundidad a Jorge Bergoglio, un cura pastor jesuita en Buenos Aires, que fue llamado por la Iglesia de Pedro para enseñarnos otro camino hacia el corazón de Dios.
Por ello, aprovechando de las bondades de nuestro Director, en su ropaje de Nanque, le solicitamos nos escriba sobre lo que considere oportuno sobre Francisco, el Papa que rodeó de más humanidad al Vaticano y del que hablan todas las personalidades de distintos puntos tan alejados.
Y Nanque aprovecha que a nuestra mesa de trabajo llega una inmensa fotografía lograda con la inteligencia artificial de los “Seis grandes de nuestros tiempos”, el de Juan Domingo Perón, Eva Duarte, Diego Maradona, Néstor Kirchner, Ernesto Che Guevara y Santiago Maldonado, para descifrar con sus textos lúdicos este ADN que tenemos incorporado. Los hay otros, por supuesto, pero éstos son los que trazaron una huella inolvidable junto al pueblo.
HABEMUS CIELO
Por NANQUE, El Divagante del Espacio-Tiempo (25/04/25)
Son secuencias inauditas de los hilos del Hacedor; el no descansa para llevarnos a esa huella mansa en su inquietud de haber elegido este lugar santo, casi escapándoles a otros esa divinidad mágica, de encender faroles en el alma con sólo iluminarse de los cantos divinos de los zorzales y de las flores que aroman, casi pertinazmente, esos corazones henchidos de pasión, del amor por el otro.
A ella, por ser mujer, le cabe la dicha de ser la primera, la única, que pudo vencer el odio y hasta se dio el lujo de darle la bendición a ese rubito pintón de niño para luego hacerse Papa. Es Evita, la de los Descamisados. A Juan Domingo, el famoso Pocho, de esos dientes grandes y peinado engominado como Gardel, darle la inteligencia para formatear una Biblia tan nuestra, tan casera, la que precisamente habla de “pan, techo y trabajo” con soberanía, que grita tan fuerte el legado de nuestros antepasados héroes de verdad, dejando una casa hecha para que la cuidásemos, nosotros los olvidados de siempre.
Y allí, casi surcando la australidad de las inmensas olas y de los cormoranes, nació ese flaco pura piel de pueblo, que, con inteligencia y maestría, nos hizo volver sobre las simientes del ser nacional y de volver a leer la Biblia Gaucha, que algunos conocemos como Las Bases. Es el Néstor que tuvo la bendición de conocer y amar a una mujer tan parecida a Evita, así sigue siendo criticada o casi herida de muerte.
Y el hombre en que se convirtió Jorge Bergoglio nos presentó un Papa pura revolución de sentimientos, haciéndonos sentir su pastoral cerca de nuestros cuerpos, porque se atrevió a ir con los pueblos originarios del Amazonas y del mundo para enseñarles a rebelarse y a vivir el Cristianismo más humanamente; defendió las causas perdidas, como que limpió el corazón impío del Vaticano para denunciar a los que blasfemaban contra Cristo, El Redentor Eterno.
Ernesto participa del encuentro, por su osadía y coherencia, en defensa de los desposeídos de la América Profunda. Lleva en su sangre el sabor de estas tierras, a las cuales intentó liberar del yugo vestido de mil colores. Sólo hay que indagar profundamente su juventud, su niñez, para entender el propósito tan grande de un hombre que nació en la cuna de los Grandes y dejando su último hálito como herencia para todas las generaciones que le sucederán.
El Dios más humano según Galeano. De Fiorito salió este negrito que nos hizo besar una y otra vez la celeste y blanca, cuando desde su inventiva zurda dibujaba centros, cambios de frente o rabonas, resumiendo todo en esos goles como jugadas que hasta el día de hoy los ingleses tienen las asentaderas rotas y no la curarán jamás, a menos que nos devuelvan Malvinas.
Allí entre las mantas mapuches sigue todavía el sueño y el respirar de un joven llamado Santiago entregándose a una causa que no era suya, pero sí de sus hermanos, de nuestros hermanos, criminalizado por una mujer sin ovarios y unos mastodontes nacidos para defendernos no para matarnos.
Hoy los tengo cerca, hoy los veo con felicidad a todos en ese paraíso inventado por el Dios Eternos de los Tiempos y Espacios. Están todos saboreando esa yerba misionera imperecedera del sabor que nos hace iguales, todos con la misma sangre llena de sabiduría, de templanza y de heroicidad para recuperar la Argentina que nos quieren afanar esos malignos escondidos detrás de escritorios modernos.
