
Quedó asentado en el libro de la Historia Argentina que ayer 12 y hoy 13 de junio se plasmó el más grande y grave retroceso en todo sentido, que todavía ni los que votaron en contra y hasta se hicieron gasear por los fuerzas represivas de Bullrich, como tampoco los que votaron a favor –a los cuales los distintos pueblos del ex territorio nacional debieran tildarlos de “personas no gratas”— pueden dimensionar el daño que se le ha infligido a la Nación y a sus ciudadanos.
¿A quién echarán las culpas estos cipayos libertarios, a los cuales no les interesa la Patria, ni su Historia ni su razón de ser ni su cultura y tradiciones ni los bienes de que fue dotada por la Naturaleza si tras esta aprobación a palos, gases y balas de goma este triunfo pírrico sigue llevando al país todo a un hundimiento económico y social mucho más profundo?
Cuando si para conseguir algo utilizas la fuerza y la violencia, es que estás detrás de un derrotero espurio, tramposo y hasta endeble para vos mismo, ya que no auguras la posibilidad de sentirte confortable con tu adversario ni de lograr su apoyo.
Se llega a esta situación de la destrucción total como país, en base a una campaña muy bien estudiada desde afuera y promovida gracias a las nuevas metodologías de comunicación, donde los yerros propios de la mayoría de las personas qué sí queremos una Patria debe llevarnos a un amplio debate para adecuar soluciones que nazcan de nuestras necesidades parecidas. Y no por la aplicación de fórmulas de prueba y error, que nadie sabe cuál es el resultado final.
Mientras la libertad no avanza, el Enajenado sigue expresando una serie de incongruencias, tanto que “ahora China es un modelo a seguir, porque ha logrado dinamizar su economía por la libertad aplicada en su economía” (*). O todavía no se ha preguntado que “China logró desarrollo más bien fortaleciendo su Estado como país y controlando que los agentes económicos cumplan lo que prometen y desarrollan, como que paguen sus impuestos”.
Día triste y aciago para la gran mayoría de los argentinos, que, así como vamos dentro de 30 ó 40 años, los jóvenes de hoy cuando se estén jubilando o por jubilarse recién podrán ver “el país que el Enajenado promete”.
Nuestro fin como país. “¡Hasta la vista Baby!”.

(*) palabras textuales de Milei en su conferencia en el hotel Sheraton anoche.